Eran muchos años de carreras sin parar y mi mente volvía a pensar en el retiro. Esta vez en serio, decía yo.
Y fue verdad. Corría el año 95 y estaba en casa sin un trabajo concreto, con lo que decidí dedicarme a conocer como se ve el mundo de la política desde dentro. Pero solo duré dos años. “Este tema de la política local pasa por periodos de cuatro años, casi siempre empieza a mandar la oposición y luego vas a anotar las matriculas de los coches que pasan por debajo de la bandera del Ayuntamiento…” decía Mary, mi esposa, de nuevo con acierto femenino.
Y en este periodo aparecen unos amigos, Xavi Marguí y Roger Requena que me proponen integrarme en el mundo de las motos acuáticas. No eran coches pero también llevaban motor y gasolina, pues adelante. Y empezamos a mover unas concesiones administrativas de alquiler de motos en las playas de la Costa Dorada conjuntamente con el tema político, e incluso un xiringuito de música brasileira porque la entonces novia de Marguí era de esta nacionalidad, en la playa de Comarruga. Duró solamente un verano y los vecinos hizieron presión suficiente para su desaparición. Al poco tiempo la empresa de las motos va creciendo y me proponen una nueva aventura: Irnos a Ibiza de Mayo a Octubre para hacernos cargo del alquiler de motos de agua en 7 playas diferentes.
50 años,Ibiza y motos de agua, dije sí inmediatamente y creamos la base y un montón de amigos en San Antonio. Alguno de ellos ya no existe. Allí estuvimos 3 años, el primero todos juntos y luego con mi compañero de vivencias Rubén Andújar en San José. Nombres como Xinxó, Cala Bassa, Cala Tarida, Cala Vadella, Cala Conta, el West End y algunos restaurantes de la isla pasaron a ser de imborrable recuerdo.
El tercer año, con Rubén y mi hijo Santi creamos una mini empresa para hacer fotos a los turistas: Smart, que duró solamente un verano ya que una seria enfermedad familiar grave la que me hizo regresar a Barcelona de inmediato.
Y fue al poco tiempo cuando de nuevo mi amigo Emilio Bosser me ofreció la posibilidad de trabajar en el mundo de los camiones africanos en Caldes de Montbui con uno de los expertos en la materia: Rafa Tibau. Allí conocí el mundo del camión y volví a mis sueños preferidos: regresar a África y participar en el Dakar. Fueron tres años importantes, donde conocí nuevos horizontes, mas aficionados y un buen numero de fanáticos del Todo Terreno.
Desde el taller de Caldes salieron muchos camiones al mercado internacional, porque existía un “pacto de caballeros” con Epsilon y David Oliveras: ellos atendían el mercado nacional y desde Tibau Team nos ocupábamos del mercado internacional, básicamente en labores de asistencia. Los objetivos se cumplieron y la gran obra fue el traslado a la nave nueva que era una antigua discoteca a las afueras de la ciudad. Había que partir de cero y hacer dos pisos, la nave más alta para la entrada de los camiones, equiparla y luego rentabilizarla. Poco a poco se fueron logrando los objetivos, y al cabo de tres años y con la entrada de un nuevo propietario se acabó mi integración. Volvía a estar en casa, “retirado” por tercera vez.
Pero la situación duro poquito. Yo había tomado un compromiso con Ramón Termens y el canario Rafa Lesmes para seguir su proyecto anual, incluido el Rally Faraones en Egipto, pero un día llamó Jaime Puig, mi antiguo copiloto y hoy día Director de Competición en Seat Sport consciente de que estaba de nuevo en casa y sin trabajo concreto, diciéndome muy educadamente. “Te interesaría hacerte cargo de la logística en el equipo Volkswagen?”, equipo a quien habíamos visto el año anterior en la salida Marsella y en la llegada a Sharm el Sheik . Nueva consulta a mi esposa, que me dijo: “Es tu decisión, pero yo lo haría porque es también tu pasión” y reflexión mía: “Con ellos puedo llegar a mi sueño que es ganar un día esta carrera”. Naturalmente dije que sí y esperé la llamada del “gran jefe” Kris Nissen”. Pero de la época Volkswagen hablaremos el próximo día.
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